Vida Cristiana

3 verdades bíblicas sobre la planificación

Las personas comúnmente trazan nuevas metas y proyectos por cumplir basados en sus anhelos. Pensando en eso, es bueno preguntarnos: ¿Qué dice la Biblia acerca de nuestros planes futuros? ¿Dios está en contra o en favor de la planificación?
Sobre esto, Santiago tiene algo que decirnos:

Oigan ahora, ustedes que dicen: «Hoy o mañana iremos a tal o cual ciudad y pasaremos allá un año, haremos negocio y tendremos ganancia». Sin embargo, ustedes no saben cómo será su vida mañana. Solo son un vapor que aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece. Más bien, debieran decir: «Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello».

Pero ahora se jactan en su arrogancia. Toda jactancia semejante es mala (Stg 4:13-16).
En este texto encontramos tres verdades que nos ayudarán a comprender lo que la Escritura declara sobre nuestra actitud al momento de planificar, y a ser más humildes para someter nuestras voluntades al Señor.

1) Los deseos de un corazón arrogante son inciertos

Las palabras de Santiago registran cinco circunstancias que las personas suelen dar por hechas sobre sus planes, pero que en realidad son inciertas: La fecha, «hoy o mañana»; el lugar, «iremos a tal o cual lugar»; el tiempo de su estadía, «pasaremos allí un año»; el propósito de sus planes, «haremos negocios»; y el beneficio que resultará, «y tendremos ganancia».

Las personas suelen creer que tienen metas muy claras debido a que tienen un corazón muy seguro de sí mismos, como si fueran capaces de controlar todas las circunstancias. Esta misma actitud la vemos ilustrada en una parábola que Cristo relató:

La tierra de cierto hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí: «¿Qué haré, ya que no tengo dónde almacenar mis cosechas?». Entonces dijo: «Esto haré: derribaré mis graneros y edificaré otros más grandes, y allí almacenaré todo mi grano y mis bienes. Y diré a mi alma: alma, tienes muchos bienes depositados para muchos años; descansa, come, bebe, diviértete» (Lc 12:16-19).

De nuevo, podemos ver la arrogancia del corazón que trata de usurpar el lugar del Dios soberano al creer que el mañana está bajo su control. Por eso Jesús continúa diciendo: «Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te van a reclamar la vida. ¿Y quién se quedará con lo que has acumulado?”» (v. 20).

Sin embargo, esto no quiere decir que Cristo y Santiago condenen la buena planificación, pues Cristo mismo dijo al respecto: «Porque, ¿quién de ustedes, deseando edificar una torre, no se sienta primero y calcula el costo, para ver si tiene lo suficiente para terminarla?» (Lc 14:28).

"Cristo condena la independencia jactanciosa que nos aleja de buscar la voluntad de Dios para planificar"

Lo que Cristo y Santiago condenan es la independencia jactanciosa y egoísta que nos aleja de buscar la voluntad de Dios para planificar y de buscar el bien de los demás.

Por eso Santiago afirma: «Pero ahora se jactan en su arrogancia. Toda jactancia semejante es mala» (v. 16). Como escribe Samuel Samuel Perez Millos en su comentario de este texto,

«La arrogancia de quienes planifican sus negocios y actividades al margen de Dios, se estrella contra la impotencia humana de conocer el mañana» (p. 263).


La realidad que no vemos debido a la neblina de nuestra arrogancia es que gran parte de nuestros deseos y planes son inciertos, ya que no depende de nosotros el control de las circunstancias. Lo cual me lleva al siguiente punto basado en las palabras de Santiago.

2) El corazón humilde comprende que la vida es pasajera

Santiago continúa: «Sin embargo, ustedes no saben cómo será su vida mañana. Solo son un vapor que aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece» (4:14).

En este pasaje, el autor revela dos puntos importantes: desconocemos el futuro y tenemos una vida física pasajera que se desvanece ante la presencia del Dios eterno.

Juan Calvino comenta al respecto: «Santiago destaca la estupidez de aquellos que descuidaron la providencia de Dios, y reclamaron para sí todo un año, aunque no tenían ni un solo momento en su poder» (Comentario bíblico, p. 5164).

"La declaración «Si el Señor quiere» no debe ser un cliché en nuestros labios, sino la rendición absoluta del corazón a la voluntad perfecta del Creador"

No sabemos qué sucederá en el futuro, por eso muchos sienten fascinación por los horóscopos y la adivinación. ¡Cuánto daríamos por conocer el futuro! Piénsalo, ¿no te gustaría conocer lo que sucederá mañana, el siguiente año, la próxima década?

Si eres soltero, imagina por un momento si pudieras saber con quién te vas a casar, la casa que comprarás, el auto que estrenarás, si tu equipo de fútbol será el campeón o si obtendrás lo que tanto deseas. Nos encantaría tener ese poder de ver más allá de nuestro presente.

Pero la realidad es otra: no hay forma de controlar el mañana. Ese es otro argumento que nos recuerda la realidad de nuestra existencia efímera.

John McArthur escribe sobre esto en su comentario al libro de Santiago:

La vida no es algo simple, es una compleja matriz de fuerzas, sucesos, personas, eventualidades y circunstancias sobre las que tenemos muy poco o ningún control, haciendo imposible que alguien pueda cerciorarse, planificar o asegurar el futuro (p. 242).

Por eso la Escritura declara: «No te gloríes del día de mañana, / Porque no sabes qué traerá el día» (Pr 27:1). Muchos siglos después, Martín Lutero escribió en La esclavitud de la voluntad:

«Está demostrado por la misma experiencia que ningún hombre ha logrado sus proyectos de la manera en que había imaginado».

¿Qué hacemos, entonces, ante esta realidad que puede parecer frustrante? Ten presente la siguiente verdad consoladora.

3) Dios es el Señor soberano que te ama

Por último, Santiago nos muestra la actitud que deberíamos tener: «Más bien, debieran decir:

“Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello”» (4:15).

El conector discursivo «más bien» nos indica un contraste. Es decir, en vez de planificar con arrogancia, deberíamos confiar humildemente en el señorío y control de Cristo sobre todo.

El verbo «decir» indica que hablar y actuar de manera que refleje nuestra dependencia en Dios debe ser algo habitual.

"Nuestros planes son inciertos, pero el amor de Cristo y Sus planes perfectos vertidos en Su evangelio no carecen de propósito y certeza"

La declaración «Si el Señor quiere» no debe ser un cliché en nuestros labios, sino la rendición absoluta del corazón a la voluntad perfecta del Creador.

No se refiere a una frase mágica, sino a la realidad que debe gobernar nuestros planes y motivaciones este año y siempre.

Esta frase tampoco tiene poder en sí misma, si está separada de una vida de sumisión voluntaria a Dios, porque hasta los inconversos la usan habitualmente pero a la ligera.

Por tanto, planifiquemos y hagamos resoluciones, pero guiados por Aquel que es la Roca firme, segura e inquebrantable.

Debemos seguir confiando en Cristo, al reconocer que tenemos tendencia a la arrogancia, y debemos renunciar a ella al presentarnos ante Él en búsqueda de guía y seguridad.

Nuestros planes son inciertos, pero el amor de Cristo y Sus planes perfectos vertidos en Su evangelio no carecen de propósito y certeza.

Descansa en el Padre eterno y entrega en Sus manos las hojas en blanco donde pensabas escribir tus planes y pide que sea Él quien te oriente para comprender cuál es Su voluntad para ti y los tuyos. Ya sea que tus planes salgan o no como los concebiste, Su voluntad siempre será mejor, ya que Él, no solo es Dios, también es tu Padre que te ama en Cristo.

Rafael Riveros sirve como director académico en el Instituto Bíblico Teología para la Vida y enseña en distintos seminarios de Latinoamérica y los Estados Unidos, y dirige el congreso anual para jóvenes «Expuestos». Él y su esposa Adriana viven en la Ciudad de México y son miembros de la Iglesia presbiteriana El Redentor, en la Ciudad de México, donde Rafael sirve en la enseñanza. Puedes seguirlo en twitter.

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